lunes, 30 de septiembre de 2013

Es posible medir la calidad de los eventos deportivos populares

“Tengo 24 años. Nací en Santiago de la Ribera. Soy investigador y deportista. Estoy diagnosticado de Bradicardia de tercer grado. “Los médicos me dijeron: Tu cuerpo lo conoces tú y tú has de marcar los límites. Soy timonel en un C10”.












Salvador Angosto Sánchez, investigador y creador de un cuestionario que mide la calidad en eventos deportivos desde el punto de vista del participante

“Esta investigación es la elaboración de un cuestionario que mide la satisfacción del participante en el evento deportivo popular”
Salvador Angosto ha realizado un trabajo de investigación que consiste en el desarrollo de un cuestionario que permite medir la calidad del evento desde el punto de vista del deportista. “En un evento deportivo popular” –explica- “nos encontramos con que hay una parte lúdica y otra social; la gente queda con los amigos y  se reúnen para disfrutar de un deporte. Estos encuentros no son puramente competitivos, la gente busca la superación personal, comprobar cómo mejora sus metas, su aspecto físico, sus objetivos, como por ejemplo, bajar el tiempo en media maratón”.

“Me veo vacío cuando no tengo nada que hacer y la gestión  me aporta nuevas metas. Me siento útil al ver que puedo ayudar a la gente”.
En la actualidad dice sentirse “entusiasmado” y con ganas  de afrontar la tesis. Seguirá su línea de investigación “porque la voy a ampliar a otras modalidades deportivas como: triatlón, carrera de montaña, travesía a nado, pruebas ciclistas…”(…) “Me siento útil al ver que puedo ayudar a la gente y a las empresas que prestan estos servicios”.  Su contribución al mundo del deporte es importante, pues gracias a los datos que recopila con su cuestionario, puede hacer un análisis del evento y establecer un perfil del acto. “Cuanta más información recopilemos mejor valoración de la calidad se podrá hacer. Obtendremos así los  puntos fuertes y débiles, que al contrastar con los resultados, nos permitirán establecer procedimientos que garanticen la buena calidad de las futuras ediciones”.

“Quien vive el evento es quien puede juzgar sobre su calidad”.
“Salva” nos explica que es el propio participante“ quien vive el servicio y el que puede juzgar si ese evento deportivo ofrece buena calidad o no, desde su punto de vista” (…) “Como ejemplo”-comenta- “imaginemos que un mismo fin de semana hay dos carreras: el participante irá a la que ya conoce y que  sabe que funciona bien o, a aquella que le han recomendado los amigos o conocidos”. En cuanto a la importancia de las redes sociales manifiesta que “Hoy día la idoneidad de participar en un evento se difunde a través de las redes sociales y por los comentarios que de ellos suben los participantes, por ejemplo en los foros, Facebook…”

"Mi cuestionario permite medir cuatro factores"
- Interacción personal (trato del personal de la organización, entrega de dorsales y el cumplimiento de horarios)
- Comunicación (valora los canales de promoción y difusión del evento, la distribución de la información y la  inscripción).
- Servicios complementarios (Existencia de locales comerciales próximos al lugar de inicio y llegada, existencia de stand en la meta, guardarropa, vestuarios, aseos, masaje, visibilidad de los resultados, el pódium y  la existencia de puntos de avituallamiento).
- Infraestructura logística (señalización del evento adecuándola a su ubicación, la previsión de plazas de aparcamiento atendiendo al número de participantes, elementos materiales del evento: pancartas publicitarias, zona de salida y llegada y el diseño así como la señalización del recorrido).

 Una perspectiva desconocida de los eventos deportivos que entrañan un trabajo y una dificultad invisibles al que hoy hemos dado rostro

Salvador Angosto Sánchez, (Santiago de la Ribera - San Javier, 1990). “Salva” es un murciano inquieto de 24 años, luce una sonrisa abierta, su lema es: “You can” (Tú puedes) y dice verse vacío cuando no tiene nada que hacer.
Apasionado por la gestión de eventos deportivos; participativo y comprometido con las actividades sociodeportivas. Comienza de voluntario en el UCAM Atletismo de Cartagena  colaborando en la organización de eventos deportivos y más tarde en puestos de responsabilidad en la secretaría técnica de distintas jornadas deportivas. Igualmente es colaborador del Patronato Deportivo de San Javier en los diversos eventos deportivos que organizan.
“Desde niño he practicado deporte pues mis padres me lo inculcaron”. A pesar de que  al principio era un poco reacio a la hora de hacer ejercicio,  llegó un momento en el que le tenían que decir que “parase”.
 “Practicaba piragua con 8 años y con 9 años lo simultaneaba con atletismo, incorporándome con 13 años a baloncesto”.
 Sin embargo la vida a veces exige algo más: un día en un reconocimiento médico de control deportivo, mientras  hacía tranquilamente la  prueba de esfuerzo sobre la cinta andadora,  le hicieron detenerse de golpe; le tumbaron en una camilla: “Tenía 283 pulsaciones y 17 años”, explica sin perder la sonrisa. “Era un fanático del deporte y esto me obligaba a cambiar radicalmente de vida”. “Tengo una bradicardia de tercer grado y apenas hay estudios sobre casos como el mío”. Consultó sobre cómo podría ser su futuro: “Los médicos me dijeron: Tu cuerpo lo conoces tú y tú has de marcar los límites”.
 “Tuve claro que quería hacer CAFD porque el deporte siempre ha sido un aspecto básico en mi vida”. Sin embargo, coincidió que ese año fue el único en el que se exigían pruebas físicas de acceso. “Por mi salud no podía arriesgarme a realizarlas por lo que, gracias al consejo de mi padre, me matriculé en Magisterio y luego pude dar el salto en 2º Ciclo a CAFD”.
Es un hombre agradecido con la vida e hijo orgulloso de su familia. Nombra con cariño a sus compañeros y amigos: José María López, Juanma Molina…, quienes  lo han apoyado incondicionalmente en su proyecto de investigación.
Vive el “equipo”, siente el equipo y éste es un eje fundamental en su vida: El Grupo de Investigación INGESPORT y la Federación de Atletismo de la Región de Murcia
A las 7 de la tarde, cuando comienza a caer el sol, camina en dirección al Club de Piragüismo que la UMU tiene en el Mar Menor. Entra y pasa a los vestuarios para cambiarse de ropa. Abre las taquillas de las palas y se dirige al C10 (canoa para 10 palistas) a esperar a sus compañeros. Suele llegar el primero; es el capitán, el timonel. “A pesar del esfuerzo y de que mis médicos me lo desaconsejan,  es mi punto de rebeldía, mi vía de escape; abandono el miedo  que le tengo a que mi corazón sufra. Desconecto la mente y pierdo el temor. Y como escribió Henley, Salva, mientras controla con  todas sus fuerzas el timón de la canoa parece gritar: Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.















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