“No es fácil ir a un aniversario donde te toca estar en la parte de los que reciben la ayuda”
Fotografía: Inmaculada Barranco |
En marzo de 2013, Cáritas Parroquial y la Congregación de Religiosas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús inauguran este novedoso supermercado que cuenta con la colaboración de 70 voluntarios y que posibilita una compra digna, a más de 160 familias que se encuentran en una situación de dificultad económica. (Continúa).
“¡Hoy somos un supermercado con huevos!” anuncia Fefa a viva voz pues celebran que por primera vez pueden ofrecerlos a sus usuarios. Esta colaboradora se encarga de la administración junto a otras compañeras y cuenta que, desde hace más de un año, para ella, los lunes y los miércoles por la tarde ya no son lo que eran: “ahora trabajo de voluntaria en el economato. Una media hora antes de la apertura me dirijo con alegría al encuentro de mis hermanos, dispuesta a servir en lo que esté en mis manos.”
El ajetreo del grupo se frena cuando
llega David, el párroco. Se acercan a él, le saludan y van formando un corro.
Es el momento de orar.
Isabel comenta que “cuando faltan
unos minutos para abrir, nos reunimos y nos ponemos en las manos de Dios. Rezamos
nuestra “oración del economato”: Señor Jesús…”
Al acabar de rezar y antes del
“pistoletazo de salida”, Fefa vuelve a repetir que “¡por fin somos un
supermercado con huevos!”; les comenta a los compañeros que hoy les han regalado
unas cajas de limones y naranjas y que “hay que repartirlos entre todos los
usuarios que vengan” cumpliendo así uno de sus preceptos recogido en la frase final de sus oraciones, que dice: “lo
que habéis recibido gratis, dadlo gratis.”
Y entre bromas, risas,
estanterías, carros de la compra y cámaras frigoríficas van ocupando sus
puestos para que esté todo listo, pues ya son las cinco y han de abrir el
establecimiento.
“Pensamos un proyecto
donde los usuarios pudieran sentir que
no iban a recibir una bolsa de alimentos, sino que entraban a comprar en un supermercado".
Desde hace años, Cáritas desarrolla, en Torre Pacheco, un
programa puramente asistencial en el que se apoyaba a las familias de manera
totalmente gratuita, repartiendo alimentos, ropa y algún tipo de ayuda económica para el pago de recibos, el alquiler, etc…, siendo los
perceptores de estas ayudas, básicamente inmigrantes y otros ciudadanos de esta
comunidad en situación de exclusión social.
Fotografía: Inmaculada Barranco |
“El perfil de la pobreza, ahora, está marcado por la crisis y
afecta a familias que habían vivido con gran normalidad, con un nivel alto de
integración… Y tener que ir ahora a pedir a Cáritas se les hace muy complicado”,
explica David y continúa detallando el
porqué de este novedoso economato; “por ello pensamos en un proyecto donde los
usuarios pudieran sentir que no iban a recibir una bolsa de alimentos, sino que
entraban a "comprar" en un "supermercado".
En su informe de la memoria anual de este economato social,
se indica que “desde el 21 marzo del pasado año hemos atendido a 161 familias que han ocasionado
un coste aproximado de 66.139,00 euros,
de los cuales las familias han aportado 16.534,75 euros y el resto, 49.604,25 euros, lo ha pagado el economato”.
En este documento se indican asimismo la manera de acceder y
los requisitos necesarios para poder optar a este modelo de compra: los
usuarios empiezan a beneficiarse de este servicio desde el momento en que las
familias se entrevistan con Cáritas. Una vez analizada la situación económica
de cada una reciben un carnet al que se le adjudica un importe mensual de entre
6 y 25 euros, según los componentes de la unidad familiar.
“El 75 % de esta cantidad corre a cargo del economato,
mientras que el usuario sólo paga el 25 %, es decir, que un usuario que tenga
un crédito de 10 euros puede llevarse un carro de la compra de 40 euros a
precio de costo, que supondrían unos 60 euros aproximadamente en un
supermercado normal”. Al margen de esto, recordemos que, gracias a aportaciones
altruistas de ciudadanos, organizaciones
y empresas, la cesta se incrementa con productos gratuitos, puesto que
aquí ningún mediador gana nada, siendo
los únicos que se benefician los usuarios.
En este mismo informe se indica que en el momento de su
apertura, en marzo de 2013, contaban con un “mínimo de artículos que, con el
paso del tiempo y atendiendo a sus necesidades, hemos ido aumentando; durante
estos seis meses hemos llegado a proporcionar 4.926 litros de leche, 660 latas
de atún, 840 litros de aceite, 480 kilos de azúcar, 230 paquetes galletas
María, 150 botes de gel, 140 botellas friegasuelos, 270 paquetes papel higiénico
y así hasta un total de 22.018 artículos”.
Fotografía: Inmaculada Barranco |
Particulares, empresas, proveedores y organizaciones comprometidos.
Los artículos que se suministran en este economato social son
siempre frescos y de primera calidad ya que son adquiridos a mayoristas y
puestos a la venta sin cargo adicional. Los proveedores habituales son UPPER,
FRIPOZO, EL POZO ALIMENTACIÓN, CARNIMUR y PATATAS CÓRDOBA.
En este supermercado, ubicado en pleno corazón de esta
población murciana, se cuenta también con la colaboración y
donación de productos de agricultores y empresarios de la zona y además de, por
ejemplo, Club Rotary de Torre Pacheco, que
donó 4000€ el año pasado y tiene apadrinadas a algunas familias, opción ésta
que también se contempla como forma de implicación en este proyecto.
Marisol Pardo, desde su empresa “Cárnicas El Moreno”, colabora
con la parroquia y Cáritas desde que su padre fundó la empresa hace ya más de
50 años. Desde que se emprendió este
proyecto, se unió a él donando lotes de productos de su fábrica ya que “es
política de nuestra empresa ayudar a los necesitados más cercanos; hay gente de
aquí que necesita ayuda y nosotros estamos aquí para apoyarlos con lo que
podemos”.
“Intentamos día a día acoger con cariño a las familias"
Desde la Congregación de Religiosas Reparadoras del Sagrado
Corazón de Jesús, la madre Esperanza y sus hermanas Mª Teresa, Mª Carmen y
Concepción se encargan de la
organización del grupo de voluntarios, que actualmente está formado por 70 personas: “Nos hacemos cargo de todo el
voluntariado: distribución de personal en los distintos grupos de acción,
horario y día que le corresponde a cada uno, solución de los fallos en la
sustitución, entrega de la información, etc… y pertenecemos al equipo gestor
del mismo, asistiendo a las reuniones para programar y organizar”.
Ante esta tarea, las hermanas
cuentan que “intentamos día a día acoger con cariño a las familias, tanto en
las visitas previas que realizamos a domicilio como en la estancia del
economato; procuramos entrar en contacto con su situación y ayudarles. Para
nosotras es emocionante y enriquecedor presenciar lo que supone para la mayoría
de estas personas ver, con sus escasos euros, su carro lleno de alimentos variados y
productos de higiene y de limpieza; es impresionante la alegría y gratitud que reflejan sus rostros".
"...me percaté de la realidad. No era fácil para ellos".
Hace pocos días se celebró una
fiesta para conmemorar la apertura de este establecimiento. David relata su experiencia: “Me ha llenado el
testimonio de las familias que el día en que celebrábamos el primer aniversario
del economato fueron capaces de "dar la cara". Quisimos tener
un encuentro para celebrar un año de camino, y quisimos que fuera un acto
sencillo, en el que pudiéramos compartir un momento de encuentro, tanto los
voluntarios, como el equipo de gestión y, sobre todo, quisimos invitar también
a los usuarios que, en definitiva, son la razón de ser del proyecto. En un
principio pensábamos que iban a venir bastantes pero, cuando llegó el momento,
nos dimos cuenta de que realmente no vendría casi ninguno. Ahí yo me
percaté de la realidad. No era fácil para ellos. No es fácil ir a un
aniversario donde te toca estar en la parte de los que reciben la ayuda. Es
mucho más fácil y cómodo poder acudir como voluntario. Aun así acudieron
algunos. Y cuando les dimos la oportunidad de hablar, si así lo deseaban,
alguno quiso hacerlo y fue un testimonio
y una experiencia realmente entrañable”.
"Nos hacen sentir dignos pues no es como ir a pedir..."
El sonido de los carros y el murmullo de los clientes inundan
el supermercado. María comenta que “antes, cuando iba a Cáritas y regresaba a
mi casa con las bolsas de comida, mis hijos sentían vergüenza; ahora cuando
llego, voy con bolsas de la compra como la del resto de la gente y mis hijos se
sienten normales”. Fátima explica su situación y por qué está aquí “mi marido y
yo nos quedamos sin trabajo y ahora tenemos pocos recursos económicos. Venir a
comprar aquí nos normaliza pues no es como ir a pedir… vienes con tu poco
dinero y sales con tu compra. Mire… mi marido y yo somos musulmanes y sabe
usted… me ayudan los cristianos, son mi familia, pues en mi religión a quien te
ayuda se considera familia.
Fotografía: Inmaculada Barranco |
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